Ejemplos de este estado planetario son Venus y Marte; ambos poseen una atmósfera con un contenido de CO2 del 95%.
La estructura actual de la atmósfera terrestre está mantenida por la interrelación continua entre la reducción de CO2 y la producción de O2 por las plantas, y la reducción de O2 y producción de CO2 por los animales y humanos.
Sin la presencia de la vida la atmósfera no mantendría su composición. Por eso se dice que la atmósfera terrestre está en un "equilibrio dinámico", mientras que en la ausencia de vida se dice que la atmósfera está en un "equilibrio muerto".
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